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Con intolerancias

Alergias alimentarias en el día a día: La soja

Con esta “saga” sobre cómo vivir en el día a día y cómo actuar si tenemos alergias o intolerancias alimentarias, pretendemos enfrentarnos al cómo afrontarlas, dónde encontrar ingredientes ocultos y cómo suplir o sustituir ingredientes en la alimentación.
Esta entrada no pretende ser sólo para personas alérgicas o papás y mamás de niños alérgicos que viven con la preocupación constante y están super concienciados. Está pensada también para que la leáis y compartáis con profesores y profesionales de centros escolares, familiares, si sois amigos de alguien con esta circunstancia de salud y los invitas a comer… Es mejor estar preparado y concienciado a que “metamos la pata”, ya que el riesgo puede ser muy grave.
Hoy nos vamos a centrar en la soja. Es una leguminosa, como las lentejas, las judías, los guisantes, los garbanzos, el cacahuete y el azuki. Cuando hay una alergia a una legumbre hay que retirar la legumbre en cuestión, como indica la AEPNAA, aunque será el médico especialista el que vea si hay reactividad cruzada con otras legumbres o alimentos.
Según recoge Álvaro Vargas, las legumbres “nos ayudan a regular el tránsito intestinal, son buenísimas fuentes de hidratos completos, fibras y minerales”. La soja, por tanto, tiene estas propiedades. También nos indica dicho autor que “existen estudios contradictorios” con respecto a sus potencialidades, “ni milagrosa, ni tóxica”.
Será importante retirar la soja y sus derivados, así como la presencia oculta de la misma como veremos más adelante. Recordad tener en cuenta que las alergias pueden ser desde ingeridas, hasta por contacto o inhalación, y en el caso de las alergias a las legumbres, multiplican su potencial alergénico cuando se cocinan, por lo que los vapores de su cocción pueden ser dañinos para los alérgicos, como recoge la AEPNAA.

Pero, ¿cómo vivir en el día a día en la cocina al respecto?

Hay que tener especial cuidado en la cocina, en la limpieza exhaustiva y pormenorizada de utensilios, menaje, microondas, hornos, etc. No sólo basta con evitar preparar platos cocinados con soja, sino que hay que evitar la contaminación cruzada al calentar comidas en los mismos recipientes, aparatos de cocina, o usar los mismos utensilios de cocina. Las consecuencias en la salud son importantes, en diferentes grados, por lo que hay que tener especial vigilancia al respeto.
Algunos trucos en la cocina: nosotros ponemos algún imán de estos para la cocina en el horno o en el microondas cuando se ha cocinado algo con algún alérgeno, sea para Nacho o para mí, y así sabemos que no se puede usar hasta que no se limpie adecuadamente y a conciencia.
Hay que tener especial cuidado al guardar los alimentos en el frigorífico para evitar el contacto con otros alimentos. En nuestro caso, evitamos la compra de productos que contengan soja o sus derivados, pero si no es vuestro caso y lo usáis en casa, tened presente que la higiene continua de la cocina es fundamental.

¿Es necesario el consumo de soja?

El consumo de soja, que es una leguminosa, puede suplirse por otras legumbres. Prácticamente, se ha introducido fuertemente en nuestra cultura alimentaria desde hace unos años, pero nuestros antepasados no la tomaban. Es cierto que tiene muchas propiedades como indica Álvaro Vargas como “antioxidantes, regula el colesterol y los niveles de azúcar en sangre, protege la salud cardiovascular y tiene 100% de proteínas completas”.

¿Qué pasa si no puedo comer soja?

Pues como decíamos antes y bien recoge este autor, las demás legumbres también presentan estas propiedades, por lo que, si no hay reactividad cruzada con otras legumbres, con no consumir soja ni sus derivados, ni los “ocultos” estaríamos cubiertos nutricionalmente hablando, consumiendo las demás legumbres. Hay que tener en cuenta que comparte cierto de sus componentes con los guisantes, como nos indica la AEPNAA, por lo que habría que eliminar también su consumo si así lo indican los especialistas médicos.

¿Dónde puedo encontrar soja?

  • Legumbre seca para cocinar.
  • Guisantes (contiene una propiedad semejante o cruzada con la soja).
  • Bebidas de soja.
  • Tofu.
  • Tempeh.
  • Edamame
  • Salsa de soja.
  • Miso.
  • Algunos platos precocinados.
  • Evitar contacto o exposición a vapores de su cocción.
  • Espesantes y estabilizantes de alimentos envasados.
  • Harina de soja (sobre todo en panes, repostería vegana/vegetariana).
  • E322 Emulgente: Lecitina de soja
  • Rebozados de productos preconizados.
  • Aceite de soja en hidrolizados de caseína, muy usado por niños con alergia a la proteína de la leche de vaca o APLV.
  • E479: Aceite de soja Oxidado.
  • E426: Hemicelolosa de soja.
  • E418: Goma Gellan (podría proceder de maíz, trigo, lactosa o soja.
  • E165 Colorante Azul de Gardenia.
  • E415 Goma Xantana (podría proceder de maíz, trigo, lactosa o soja).
  • E443 Aceite Vegetal Bromado BVO (puede proceder de soja y maíz).
  • E460 Celulosas (procede de fibras vegetales, por tanto podría proceder de la soja).
  • E460i Celulosa microcristalina.
  • 460ii Celulosa en polvo.
  • E461 Metilcelulosa.
  • E462 Etilcelulosa.

¿Cómo sustituir en la dieta diaria?

Sabiendo que es una leguminosa de reciente incorporación en nuestra dieta mediterránea y que existen otras legumbres disponibles aquí, no habría ninguna complicación en cuanto a la elaboración de guisos con otras legumbres y retirando la soja. Habría que tener cuidado también con los guisantes.
En cuanto a la bebida de soja, hay muchas más bebidas vegetales en el mercado, igualmente maravillosas. Además, esta bebida, al proceder de una legumbre no cocinada suele ser más indigesta. Sí que es cierto que la bebida de soja sustituye muy bien a la de leche en la elaboración de bechamel y platos diversos, pero se puede realizar con otras bebidas vegetales como las de fruto seco, avena, arroz, mijo, quinoa, coco… sabiendo que el sabor varía, claro. En algunos casos habrá que modificar la cantidad, siendo menor, ya que la proteína que contiene la soja ayuda a espesar, al igual que los frutos secos, pero las demás bebidas vegetales serán más “aguadas” pero no imposibles para realizar bechamel, salsas, etc.
En cuanto al tofu, tempeh, edamame, miso, salsa de soja… habría que eliminarlos y aquí no hay opción. Por otra parte, la harina de soja se puede sustituir por otras de legumbres  (aunque cambia el sabor). En algunas recetas yo la varío por harina de trigo sarraceno o de almendra, según qué vaya a realizar.
Habría que leer muy bien las etiquetas para evitar todos los aditivos alimentarios, sabiendo que la lecitina de soja está en muchos sitios oculta. Nosotros en casa comparamos diferentes productos iguales y elegimos siempre el más natural y el que no lo contenga.
Como veis, no es muy complejo de eliminar, ya que no está en la base de nuestra alimentación como puede ser el gluten, el huevo o los lácteos, pero sí que tenemos que tener mucho ojo mirando etiquetas y procurando ser cautelosos con los ingredientes ocultos. Todas las propiedades que nos pueda dar, nos la puede proporcionar otra leguminosa.
Os dejamos abajo enlaces interesantes sobre la alergia a las legumbres, en especial la soja, así como también, de donde nos hemos basado para hacer esta publicación.
Bueno, esperamos que os haya sido de utilidad y que compartáis con nosotros vuestra vivencia al respecto si vivís con esta alergia o intolerancia o si conocéis a alguien que lo tenga.
– “A comer se aprende. Alimentación sana para tu día a día”, de Álvaro Vargas, editorial Planeta. Libro en el que se ha consultado información sobre los frutos secos.

– AEPNAA (Asociación Española de Personas con Alergias Alimentarias y Látex): https://www.aepnaa.org/ver/legumbres
– Sobre aditivos: https://www.aditivos-alimentarios.com
– “Peligro. Los aditivos alimentarios”, de Corinee Gouget (2008), Ediciones Obelisco, Barcelona.