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Con intolerancias

Las emociones cuando tienes alergias e intolerancias alimentarias: «La desesperación»

Las emociones cuando tienes alergias e intolerancias alimentarias: «La desesperación»

Tan importante como nuestra salud física es nuestra salud mental, por ello, hemos estado observando nuestras propias emociones y la de nuestros amigos  que tienen intolerancias alimentarias. Hemos sacado algunas conclusiones, y algunos patrones que se repiten, los cuales nos gustaría compartir con vosotros en una serie de posts, que llamaremos “Serie emociones”.

Esta vez lo voy a contar desde un punto de vista externo a la persona que sufre las intolerancias (ya sabéis que yo soy alérgico a un par de cosas pero Rosa tiene varias intolerancias).

La primera emoción que sale a la luz es la desesperación previa al diagnóstico. En ocasiones se tardan años en diagnosticar las intolerancias alimentarias, y al menos en España siempre por la sanidad privada. Muchos ya sabéis de lo que hablo. Empezar con problemas de estómago repetitivos, diarreas o estreñimiento sin venir a cuento, entre otros muchos síntomas. Continuas visitas al médico para saber lo que ocurre, visitas a varios especialistas y ninguno acaba de dar con el kit de la cuestión.  Y en los casos de gente joven, sentirse como un bicho raro es bastante común, ver a tu entorno sano y tú con tantos problemas de salud…, esto ahonda más en la desesperación que uno siente.

En todo este periodo uno se desespera, le entran ganas de tirar la toalla y resignarse a vivir con esos síntomas. Pero en el fondo, sea por instinto de supervivencia o por ganas de volver a disfrutar de una vida sana, se sigue intentando dar con la solución al problema.

Pero qué ocurre cuando por fin se descubre qué es lo que está pasando. Te encuentras con una lista de alimentos que no puedes tomar porque te están haciendo daño. Lo primero que piensas es qué podré comer. En tu vida diaria tomabas tantas cosas que no deberás tomar al menos durante un largo periodo de tiempo, que ahora no ves cómo sustituirlas por otras. ¿Qué provoca esto?, pues eso, más desesperación aún.

La primera compra que se hace, con las nuevas limitaciones, se hace eterna. Leyendo las etiquetas de todo lo que compras, viendo los famosos ‘E’. De una compra que normalmente harías en media hora pasas a necesitar dos. Las primeras comidas en casa, tú que te hacías una rica tortilla de patatas con pimientos y ahora no puedes porque te han quitado el huevo, o ese bizcocho que tampoco puedes hacer porque también lleva huevo o soja, leche. Te vuelves a sentir perdido y desesperado.

Las primeras comidas con amigos o en restaurantes, se ven como algo imposible. O es por las limitaciones o es porque te sientes incomprendido, o con miedo a que te vean como un loco. Esto provoca que te apartes de la vida social, viajes, celebraciones (que siempre se acompañan con comida).

Pero no te preocupes, la fase de desesperación pasa y aunque tendrás momentos que volverás a desesperarte o a sentirte incomprendido serán menos.  además como irás aprendiendo a cocinar cosas nuevas te sentirás motivado. Y porque también descubrirás que lo que yo le digo tantas veces a Rosa es cierto si uno quiere, ¡A los problemas SOLUCIONES!.

Nos veremos pronto en el siguiente post sobre las emociones, mientras tanto si te ha gustado compártelo.