No sólo era el gluten… Aparecen piedras en el camino
Cuando eliminé el gluten, la lechuga, el cerdo, la piña y algunos cítricos apareció una nueva faceta de mi persona que no conocía: más bromista, risueña, con más energía… Quería comerme el mundo.
Comencé una nueva etapa, fuera de casa, en otra ciudad, debido a un puesto de trabajo. En este nuevo hogar no había problemas de contaminación cruzada ya que vivía sola. Entonces… ¿por qué duró tan poco la buena racha? ¡Sólo duró meses! Empezaron a aparecer de nuevo cólicos intestinales, migrañas, problemas digestivos varios, sinusitis una y otra vez, y seguro que alguna problemática más que ahora mismo no recuerdo.
Un día al hacer la compra se me encendió la bombilla, esa de una gran idea y que dio luz a lo que estaba pasando…¿no será que alguno de los aditivos que estoy tomando proviene de mis alimentos “prohibidos” por las intolerancias? A mi madre ya le habían avisado de ello y, efectivamente, al mirar mi despensa… ahí estaba… ¡el ácido cítrico o E330! Estaba en multitud de alimentos sin gluten, en conservas, en alimentos precocinados sin gluten. Tenía el enemigo en casa y no me había dado cuenta.
Esta fue una gran lección que aprendí: no sólo basta mirar que sea sin gluten, o no tomar cerdo, ni piña, ni naranjas, mandarinas o pomelos. Había que revisar el etiquetado de cada producto uno a uno, y preguntar muy bien en la pescadería si se le añade a los pescados y mariscos (que suele ser común). También descubrí que estaba prácticamente en casi todos los refrescos.
Con respecto a la sinusitis… bueno, me dieron un consejo y fue que redujera el consumo de lácteos. Ahí empecé a reducir queso, yogures y leche e introduje la leche de soja (¡Yo! ¡Yo que le decía a mi madre que eso estaba malísimo! Pues ahí estaba yo tomándola felizmente).
Desde este momento, volvió la normalidad a mi intestino y desaparecieron las sinusitis repetidas. Aunque ya os que no todo quedó ahí, aunque tuve una tregua de unos tres años… pero ya os contaré la siguiente recaída y el nuevo proceso de “alimentos fuera”.
Así que, si no sois de los que miráis esos aditivos ocultos (los famosos E-…), miradlos. Tratad de comprar siempre lo más natural y, si es posible, con el menor número de aditivos (o que no lo lleve, aunque prácticamente es imposible). Y si algo es confuso para vosotros, miradlo en internet por el móvil o investigad antes cuáles son los aditivos que no podéis tomar según vuestras alergias e intolerancias.
Esperamos haberos ayudado con esta experiencia.